John Wayne y la película de las 91 muertes

Oscar Millard, guionista de El Conquistador de Mongolia

Cuando a finales de 1954 Oscar Millard acabó el guión de El Conquistador de Mongolia difícilmente podía imaginar que estaba firmando, involuntariamente, la muerte de hasta 91 personas. Aunque había logrado un cierto éxito coescribiendo algunas películas protagonizadas por Robert Mitchum, Cara de ángel (1952) de Otto Preminger y Perseguida (1953), y había participado en Momentos de peligro, que interpretaron ni más ni menos que James Stewart y Marlene Dietrich, Millard no era ni mucho menos uno de los guionistas más prestigiosos de Hollywood. Quizá pensaba que una gran película épica podría ayudarle a dar el salto, sin embargo el guión estaba pobremente estructurado y repleto de diálogos excesivamente pomposos y largos. Sumida en una crisis que la llevaría a desaparecer sólo tres años después, la RKO rechazó el proyecto en un primer momento por su gran coste. Pero el guionista lo llevó a un productor facilmente seducible por la megalomanía del proyecto: el excéntrico millonario y aviador Howard Hughes, que ya había producido otras películas como Scarface o Las fronteras del crimen, incluso había dirigido dos films: Los ángeles del infierno en 1930 y El Forajido en 1943. Los meses de rodaje en el desierto, los trajes de época y las batallas con cientos de extras convencieron al aviador, que invirtió en la producción seis millones de dólares (Ese mismo año, Gigante, con James Dean y Elizabeth Taylor, costó algo más de cinco) y convenció al estudio para que rodara la cinta.

El elegido para dirigir el rodaje fue Dick Powell, actor que acababa de dirigir su primer film Spit Second (1953). Millard pretendía que Marlon Brando fuese el encargado de dar vida a Genghis Khan pero este, siempre exquisito a la hora de elegir sus guiones, rechazó el proyecto, lo que seguramente le salvó la vida y permitió al mundo gozar de la interpretación más celebrada del mundo cuando dieciseis años después interpretó a don Vito Corleone. El plan B propuesto por Powell era mucho más atractivo desde el punto de vista comercial, más domable para el director y además se veía atraído por proyectos de envergadura como aquél: John Wayne. El protagonista de Centauros del desierto aceptó el papel de un Genghis Khan más cowboy que nunca. Junto a él estarían otras estrellas como Susan Hayward, (Las nieves del Kilimanjaro, Mañana lloraré), Pedro Armendáriz (Fuerte Apache, El Fugitivo) y Lee Van Cleef (El bueno, el feo y el malo, Solo ante el peligro).

La intención inicial de Hughes y Powell era rodar en los paisajes en los que habían tenido lugar los hechos que narraban la película, en Mongolia. Sin embargo,  en plena Guerra Fría, con la Guerra de Corea todavía reciente, eran parajes prohibidos para los americanos, por lo que la localización escogida fue Utah. El campamento base del equipo sería St. George, y se rodaría en el desierto de Escalante: en tres parques nacionales, ZionBryce Canyon y en Snow Canyon. Los tres meses de rodaje fueron durísimos: temperaturas medias de 40º, una pantera decidió que la actriz Susan Hayward era un buen menú del día, aunque por suerte para ella –y por desgracia para la pantera- otros miembros del rodaje lo evitaron. Incluso, una crecida de un río estuvo a punto de llevarse por delante el chiringuito. Entre tanto contratiempo, pasó como una simpática anécdota que algunos testigos aseguraran que, por la noche, la arena del desierto parecía brillar ligerísimamente en la oscuridad. Para rematar el desastre, los montadores Robert Ford y Kennie Marstella pidieron una serie de tomas extras para poder finalizar el montaje. Con el presupuesto inicial ampliamente rebasado el retorno al desierto era imposible, por lo que hasta 60 toneladas de esa arena que parecía brillar en la oscuridad fueron trasportadas desde las localizaciones originales hasta los estudios en California para reconstruir los escenarios en plató.

La película se estrenó el 22 de febrero de 1956 y fue un fiasco en taquilla. Frente a los seis millones que costó, sólo recaudó cuatro y medio en Estados Unidos y doce a nivel mundial. Además fue masacrada por la crítica. Tratar de tomarse en serio una película en la que John Wayne interpretaba a un conquistador asiático ya es complicado y más si lo hacía en el mismo registro con el que daba vida a sus vaqueros. Los personajes no estaban bien definidos y en ocasiones sus acciones eran a veces incomprensibles, sus diálogos eran pretenciosos y redichos hasta el vómito, como escritos por un Goethe semiparódico de tercera división. Las secuencias de acción estaban rodadas mediocremente y no resultaban lo espectaculares que se supone a una producción de estas características. Pero lo peor todavía estaba por llegar.

El 10 de noviembre de 1956 el compositor del film Victor Young muere a causa de un tumor cerebral. El 2 de enero de 1963 el director Dick Powell muere a causa de un linfoma. El 18 de junio de 1963 el actor Pedro Armendáriz se suicida de un disparo tras averiguar que sufría un cáncer de riñón terminal. Agnes Moorehead, 30 de abril de 1974, cáncer de pulmón. Susan Hayward, 14 de marzo de 1975, tumor cerebral. John Hoyt, 15 de septiembre de 1991, carcinoma de pulmón. Marion Robert Morrison, nacido el 26 de mayo de 1907 en Winterset, Iowa, muere en Los Ángeles el 11 de junio de 1979 víctima de un cáncer de estómago que se extendió al hígado y el páncreas. El mundo lo conocía como John Wayne. Según Marcelo Dos Santos, de las 220 personas que rodaron en el desierto y en los platós rellenos de arena brillante 91 contrajeron cáncer y murieron durante los siguientes 30 años, 46 antes de 1980, un índice tres veces superior a la media americana. Según la revista People la cifra asciende a 150, incluyendo aquellos que todavía hoy luchan contra la enfermedad.

El 16 de julio de 1945 Trinity estallaba en el desierto de Nuevo México. Era la primera explosión nuclear de la historia, el punto culminante del Proyecto Manhattan, el ensayo general del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki que en agosto de 1945 pondría fin a la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, el ejército americano efectuó numerosas pruebas en un páramo californiano y en el atolón de Enewetak, borrando del mapa la isla de Elugelab como parte de la Operación Ivy. Pero la gran mayoría de pruebas nucleares se realizaron en el ‘Nevada Test Site’, en las llanuras de Yucca, lugar donde se encuentra también la casi mitológica Área 51. A 312 kms en coche pasando por Las Vegas, a 200 kms en línea recta, se encuentra la localidad de St George, en Utah, donde se alojó el equipo de rodaje de El Conquistador de Mongolia.

Público observando sin precauciones la explosión de 'dog' (21 kilotones) durante la operación Buster-Jangle el 1 de noviembre de 1951.

Climax, de 61 kilotones, detonada el 4 de junio de 1954, un año antes del inicio de rodaje de El Conquistador de Mongolia.

La Operación Ranger estrenó el lugar el 27 de enero de 1951 y se prolongó hasta el 6 de febrero con un total de 40 kilotones (Fat Man, la bomba detonada sobre Nagasaki, tenía una potencia de 21 kilotones) divididos entre cinco detonaciones. Entre octubre y noviembre de ese año, en la operación Buster-Jangle se explosionaron siete bombas más que sumaban 72 kilotones. Entre abril y junio de 1952 hubo ocho pruebas más, un total de 104 kilotones como parte de la operación Tumbler-Snapper. De nuevo, entre marzo y junio de 1953, la operación Upshot-Knothole incluyó once pruebas más que sumaron hasta 252 kilotones. En aquel momento el efecto de la radiación sobre los seres humanos era prácticamente desconocido, por lo que se tomaban pocas precauciones más allá de no estar cerca en el momento del petardazo. Era habitual que las pruebas tuvieran público o que las tropas maniobraran bajo el hongo nuclear. La última prueba fue el 4 de junio de 1953, un año antes del principio de la filmación. Climax, de 61 kilotones, fue detonada en altura. 31 explosiones nucleares que sumaron 468 kilotones en los cuatro años anteriores al rodaje. Los vientos de altitud en esa zona son fuertes y predominantemente en dirección este. La nube fue arrastrada más allá de la frontera con Utah para dar lugar a fuertes lluvias radioactivas en el desierto de Escalante, donde fue filmó la película y desde donde se transportó arena a los sets en Hollywood. Las tasas de cáncer en la gente nacida en esa zona entre 1951 y 1958 son superiores a la media en un 40%. Las pruebas en el lugar se prolongaron hasta 1992, cuando los casi 20 kilotones de Divider pusieron fin a la operación Julin, los últimos tests nucleares llevados a cabo por EEUU hasta la fecha.

Tras haber producido 27 películas en 31 años,  El conquistador de Mongolia fue el penúltimo film de Howard Hughes, que cerraría su carrera cinematográfica un año después con el estreno de Amor a reacción, protagonizada también por John Wayne. De la misma manera fue la penúltima película producida y distribuida por el mítico sello de la RKO (la última fue Yuma en 1957), que dejaría de existir sólo tres años después. El guionista Oscar Millard no visitó los lugares del rodaje y murió en el 7 de diciembre de 1990 a los 83 años de edad por causas naturales. Tras El conquistador de Mongolia dio el salto a la televisión donde sí tuvo una próspera carrera como guionista.

Acerca de Javier Elío

Periodista. Guionista. Pitoniso fracasado. Farsante. Idiota
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2 respuestas a John Wayne y la película de las 91 muertes

  1. Rachel Benz dijo:

    Lo curioso del tema es que la película apenas hubiese tenido sitio en el panorama cinemátográfico de Hollywood sino llega a ser por la leyenda que suscitó. El director tuvo «muy pocas luces» rodando la película en Utah, teniendo en cuenta las pruebas llevadas a cabo por los americanos. Aunque imagino que en aquella época no eran conscientes de los riesgos.

  2. Lo que pasa es que en aquél momento no tenían prácticamente ni idea de los efectos de la radiación. Mira las fotos, si prácticamente había público en las explosiones.

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